Costa Rica ha apostado en las últimas décadas por un cambio de paradigma en la producción nacional. Dejamos de ser un país labriego para convertirnos en uno que apuesta de labriegos sencillos por la innovación tecnológica y poder lograr un desarrollo socioeconómico que permita un mayor bienestar para la población. En 1998, la llegada de Intel al país fue un acontecimiento histórico, pero no casual. Una empresa de esta envergadura no llega a instalarse en un territorio centroamericano tan pequeño como el nuestro si no reúne una serie de elementos diferenciadores. Sin duda alguna, uno de esos elementos fue la capacidad y preparación académica de sus profesionales.