En una actitud evocadora y en un franco reconocimiento del aporte de don Joaquín García Monge al mejoramiento de la educación y de la sociedad costarricense, Hilda Chen Apuy hace un recorrido por la vida del maestro. Ella, muy joven, inicia una amistad con don Joaquín quien publica en Repertorio su incursión en las letras, en un decidido apoyo al joven, al amateur. Chen Apuy, la mujer estudiosa, que conforme desarrolla experiencia y se vuelve más conocedora va interiorizando una visión más profunda de aquel García Monge que dejó grabadas en su memoria enseñanzas, que sin proponérselo, le permitieron corroborar la amplitud y profundidad del pensamiento garcíamongiano. Por eso mismo, Chen Apuy lo califica como hombre de avanzada, de visión; estudioso del aquí y del allá; ciudadano preocupado por su país, por su Indo América; intelectual de América y para América.